Nos encontramos en unas fechas muy significativas, donde la infancia tiene especial relevancia, ya que la Navidad es magia, son luces, colores, regalos... y quizá uno de los momentos que más disfrutan los niños y niñas es la cabalgata de los Reyes Magos. Es una tradición que se vive con gran ilusión en todas las ciudades de España, pero esta ilusión se ve empañada cuando las carrozas son dirigidas por camellos estresados, cuando elefantes desubicados son introducidos dentro del gentío, cuando se sacan ocas por las calles con flashes y gritos de la multitud de asistentes, cuando se utilizan animales exóticos, caballos, burros… bajo música atronadora, luces, gente agolpada en torno a ellos, sonidos estridentes, petardos... Pero esto solo es el final (momentáneo) del sufrimiento animal, pues estos animales sufren durante toda su vida para dar dos horas de “diversión” al año en nuestras tradicionales cabalgatas. No podemos olvidar que estos animales viven en cautiv
Alcázar de San Juan, Almodóvar del Campo, Pozuelo de Calatrava… Varias localidades de Ciudad Real incluyen en sus programas de fiestas patronales patrocinadas por sus ayuntamientos campeonatos de tiro al pichón. A pesar de que en estos pueblos se hagan tiradas “más humildes,” el tiro al pichón se originó en el siglo XIX como divertimento de las élites en lugares selectos como clubes de campo de Monte Carlo, Estoril, Vichy, La Habana o San Remo. En el presente el tiro al pichón sigue manteniendo en algunos lugares de la península ese carácter elitista. Por ejemplo, y según un artículo de ABC de 2014, en el Club de Tiro de Somontes de El Pardo se celebra la copa de S.M. El Rey de Tiro al Vuelo. En España esta práctica (no se le puede llamar deporte aunque sus adeptos lo denominen así y estén federados) se remonta a 1864. Alfonso XIII era muy aficionado y popularizó el tiro entre las clases altas. -“Esto aporta adrenalina y es muy relajante,” afirma Clotilde Martínez-Bordiú, una de la